Trucos para saber el sexo de los periquitos

El truco para saber el sexo de un periquito es mirar la coloración de la cera, es decir, de la piel que rodea los orificios nasales justo encima del pico.
En los machos la cera normalmente es azul intenso mientras que en las hembras es marrón, pudiendo variar desde hueso pálido hasta marrón intenso según si la observamos en época de cría o no.
Esta norma se cumple en la mayoría de los casos, pero cuenta con algunas excepciones. De ahí que a veces la gente se equivoque al sexar a un periquito.
Veamos los casos "problemáticos":

Hembras de las series azul/gris/violeta:
Algunas hembras de la gama azul, gris o violeta tienen la cera de un colorido blanco-azulado, siendo totalmente normal por lo que no debemos pensar que se trate de un macho (sería azul intenso, no pálido) ni de problemas hormonales.

Cambios de color durante el celo:
En cualquier caso, durante la época de cría el celo en las hembras se producen cambios hormonales que afectan al color de la cera, haciendo que todas presenten un color marrón intenso, incluso las que el resto del año la muestran azul pálido. Pasada la crianza de los polluelos, la cera de la hembra recuperará su color habitual.
En los machos, los cambios de color no son apenas perceptibles. Aunque se puede apreciar una mayor fuerza en el color durante la reproducción.

Coloración especial de algunos machos:
Algunos machos arlequines, lutinos (amarillos) y albinos (blancos) Es muy frecuente que en los machos adultos albinos o lutinos (blancos o amarillos respectivamente, de ojos rojos) y algunos arlequines recesivos (tanto de la gama azul como de la verde) la cera presenta un color rosáceo en lugar del clásico azul intenso, como el de las crías. Esto se debe a las características de pigmentación de la variedad de color del plumaje y no tiene mayor importancia. Pero es importante tenerlo presente a la hora de juzgar el sexo de un periquito.

Otra forma de distinguir el sexo en los periquitos:
Se puede saber el sexo del periquito palpando suavemente el vientre para apreciar la distancia entre los huesos de la cadera. En el caso de las hembras, la evolución ha hecho que esta distancia sea mayor para permitir la puesta de los huevos sin problemas. Éste método, aunque eficaz, requiere mucha práctica y conocimiento del mismo por lo que sólo es recomendable su realización por expertos criadores.

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